Por María Bernardita Salles
Carlos Colihuechun (31), director de la Fundación para la Superación de la Pobreza en Antofagasta, estuvo conversando con el Instituto de Políticas Públicas para profundizar en una temática que está golpeando fuerte en estos momentos: el aumento de los campamentos en la región minera. El IPP realiza una investigación para poder obtener conclusiones y poder generar propuestas de Políticas Públicas. Mientras, aborda algunas miradas expertas en el tema para entregar contexto y perspectivas, Carlos es una de ellas.
El director de la FUSUPO lleva varios años trabajando en la Fundación y se considera un migrante en Antofagasta, “la región de las oportunidades”, como mencionaría más adelante durante la entrevista. Carlos es elocuente al hablar y mueve las manos constantemente acompañando su relato, en el que enfatiza la cruda realidad de los campamentos. Pero hay un punto en el que no dará tregua: que debiera hacerse con urgencia una Política Pública que trate el tema de la habitabilidad social y que esta se decida de manera intersectorial.
¿A qué se debe el aumento de los campamentos? ¿Dirías que se trata de un fenómeno multifactorial?, y si es así, ¿cuáles son esos factores?
Sí, efectivamente es un fenómeno multifactorial. Hay varios aspectos que inciden: regionales y otros que ya son más globales, nacionales. La pandemia es un factor, naturalmente tiene un impacto sobre una cuestión que es bien fundamental: el ingreso. Cuando vemos, por ejemplo, las cifras de pobreza, lo que te está diciendo es que hubo un indicador que se vio muy afectado, el trabajo. Cuando hablamos de familias que viven en campamentos, estamos hablando de un número importante que no tiene ingresos formales. Entonces, cuando tu estableces medidas sanitarias, por ejemplo, las cuarentenas, estás afectando a aquellas familias que no tienen la seguridad social a través de un empleo formal. Por lo tanto, la disminución del ingreso sostenido en el tiempo ha hecho que muchas familias que antes tenían la posibilidad de mantenerse pagando un arriendo, ya no la tengan. Entonces, empezamos a visualizar el asentamiento precario como la alternativa que va quedando.
Junto a eso, también hay razones migratorias, que no es lo único. A veces, se tiende a focalizar que el tema de la migración aumenta per se el tema de los campamentos y eso no es así. Sí es un factor, pero no es tan incidente como los elementos generales que está dejando la pandemia.
¿Crees que Antofagasta como ciudad minera también incide y fomenta, quizás, el aumento de los campamentos?
Si lo planteas como ciudad minera, tratando de relacionar la minería con los campamentos, no debiese ser directamente, pero sí indirectamente en los procesos asociados a la productividad regional, de por sí podría tener algún tipo de relación. Ósea, es bien atractivo para una persona, tratándose de inmigrantes internacionales o migrantes nacionales. mirar esta zona como el lugar donde hay que llegar para prosperar. Ese ideario de prosperidad se va configurando, pero lo que no se cuenta o no se relata vívidamente, es que junto con los buenos empleos que tiene la región, también tiene altos costos de vida. Es ahí donde uno debiese tener equilibrios, donde esa buena empleabilidad con esos salarios estables se pudiese traducir en la calidad de vida. Eso no se da, entonces cuando escuchas esos relatos naturalmente te vienes a la región, pero podría ser con la minería o con cualquier otra industria que tuviera buena capacidad de empuje económico. En ese aspecto, sería mucho más cauto. No necesariamente la minería per se tiene una relación directa con el aumento de los campamentos, no es intencionado.
¿Ustedes generan sus propios índices, investigan?
Tenemos dos estudios en materia de campamentos. Uno aborda las dimensiones cualitativas, que tiene que ver con las relaciones que se tejen en un campamento. Ese estudio se llama Fronteras Invisibles: puedes estar al lado de un campamento y establecer imaginariamente ciertas fronteras, pero hay una serie de fronteras sociales, estructurales, bien culturales que vamos estableciendo. El otro estudio, es más estadístico: Migración y Campamentos, se llama. Ahí se analiza cómo se van dando, dependiendo de cifras como las de la CASEN y las cifras de migración. No hay que olvidar que a nivel regional cerca de un 13% de la población total es población migrante y, en materia de campamentos, estamos hablando de que cerca de un 60% de la población que asienta los campamentos es población migrante.
Actualmente, nosotros estamos trabajando con el catastro del año 2019, que tiene luces y sombras. Las luces, es que nos da una buena referencia que es oficial; las sombras, es que es una foto que no recoge lo último: el estallido social y la pandemia. En ese sentido, la cifra tiene que ser necesariamente actualizada, pero en conjunto con actualizar la cifra, también hay que agregar cualificación, hay que caracterizar, y en eso estamos ahora. Estamos trabajando con 30 campamentos de los cuales tenemos una caracterización de la familia y la afectación que la pandemia está teniendo sobre ellos.
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…la definición de campamento como unidad de análisis es una definición que es más política, instrumental y metodológica.}
¿En qué se basan para escoger los campamentos en los cuales van a trabajar? Porque, tengo entendido que en Antofagasta actualmente hay 89 campamentos.
Depende, porque la definición de campamento como unidad de análisis es una definición que es más política, instrumental y metodológica. A qué voy, tú puedes tener 100 hectáreas donde se asientan familias irregularmente. Uno podría decir que esas 100 hectáreas es una unidad territorial, por lo tanto, ese es un campamento. Pero ¿ese es un campamento equivalente a otro terreno que no son 100 hectáreas, son 10 metros cuadrados y donde hay 10 familias? Ambos son campamentos, pero para definir el número de campamentos, es una decisión más política.
Por eso, es importante complementar la cifra con la cualificación, con la caracterización, porque tú puedes decir “tenemos 79 campamentos en la región”, 73 de los 79 está en la comuna de Antofagasta, según el catastro de 2019. Pero, si tu caminas por el campamento te darás cuenta de que entre ellos no se reconocen como parte de un campamento; sino que, dentro de ese campamento, hay más campamentos. Por lo tanto, existe la cifra y existe la autopercepción, que es lo que pasa con las comunidades. Está también, una definición que es metodológica, que es como el Estado a través de distintos ministerios hacen el trabajo para abordar la temática del campamento. El Ministerio de Vivienda y Urbanismo, por ejemplo, trabaja por polígonos territoriales; entonces, puede que ese polígono territorial contemple dos campamentos y, a la vez, ninguno.
Pero ¿por qué? ¿No lo están considerando en su totalidad?
La identificación de un comité de vivienda no es territorial; entonces, el cruce de dinámicas al interior hace que las cifras tengan que ser obligatoriamente complementadas con mucha cualificación.
«Nosotros tratamos de ver siempre, erróneamente, que el campamento es un fenómeno que crece por si solo allá en la periferia, pero no. Lo que sucede tiene mucho más que ver con la toma de decisiones que se dan en las ciudades, en la Política Pública, en los procesos culturales, en los procesos históricos de las ciudades.”
¿Ustedes hacen caracterización de niveles de violencia al interior de los campamentos?
Sí, hay tazas de victimización, número de denuncias…Lo que pasa mucho en campamentos, es que hay mucha violencia poco registrada. Por eso daba el ejemplo de la cifra, si la miras, vez que el campamento tiene poca violencia, pero si vas al campamento la realidad es distinta. Hay un gran número de personas en los campamentos que es irregular, entonces no dejan registro, porque hay un temor de que los van a subir a un avión y los mandarán de vuelta.
Lo que hagamos como ciudades, como ciudadanía también va permeando en los campamentos. Nosotros tratamos de ver siempre, erróneamente, que el campamento es un fenómeno que crece por si solo allá en la periferia, pero no. Lo que sucede tiene mucho más que ver con la toma de decisiones que se dan en las ciudades, en la Política Pública, en los procesos culturales, en los procesos históricos de las ciudades. Actualmente, nosotros vemos con mucha preocupación y tristeza, el creciente número de demanda en materia de habitabilidad y la baja cifra de construcción que tiene la región en materia de viviendas sociales. Hace poco, unas viviendas sociales que se habían entregado tuvieron que ser devueltas por la calidad de la construcción.
¿Cómo crees que las instituciones han manejado la situación del aumento de los campamentos?
Yo creo que las instituciones han recibido muchos palos por manejarlo mal, y digo manejarlo mal, porque generalmente uno focaliza a ciertas reparticiones del Estado. En términos prácticos, no es de exclusividad de un solo ministerio. La no intersectorialidad que existe en el Estado hace que entre ellos no funcione operativamente adecuado para abordar un problema que transite desde el área de educación, a la salud, al área de habitabilidad de los terrenos, etc.
Nuestra preocupación es que el tema de los campamentos precarios se masificó y se está haciendo cada vez más mediático, pero no mediático solo por el efecto de la prensa, sino que se está haciendo más mediático por el choque entre comunidades. Tu no puedes responsabilizar o no puedes delegar facultades que son propias del Estado a los líderes comunitarios. Hay roles como la seguridad pública, el tema de las drogas y el uso del suelo que no son atribuibles a la comunidad; para eso pagamos impuestos, para que el Estado aborde los temas.
Entonces, ¿antes de hablar de un déficit en Políticas Públicas, habría que hablar de uno en la forma en que se decidieron esas Políticas Públicas?
Naturalmente hay que sacar [eliminar] un paradigma en Políticas Públicas donde se establece una norma y no varía en el tiempo de acuerdo con el fenómeno. Efectivamente, hay un déficit en Política Pública, pero no sé si la Política Pública sectorial basta; tiene que ser intersectorial.
¿Tiene que ser diferenciada?
Claro, tiene que ser diferenciada, no podemos tener la misma cantidad de UF para construir viviendas sociales que en Concepción, donde yo estudié. Concepción es una ciudad super barata en comparación a Antofagasta; entonces, allá el valor de la construcción es menor, al igual que la conexión a los servicios básicos, por un tema de geografía.
«La Política nacional no basta para abordar estos problemas y la entrada en vigor del Gobernador regional es una alternativa. Hay nuevas facultades que se tienen que utilizar y, si alguna de esas facultades no da cuenta de esto, hay que crear nuevas facultades regionales. No puede ser que tengamos solo una política de vivienda a nivel nacional.”
Creo que, a la información que diferentes actores hemos ido construyendo hay que sacarle provecho para la toma de decisiones regionales. La Política nacional no basta para abordar estos problemas y la entrada en vigor del Gobernador regional es una alternativa. Hay nuevas facultades que se tienen que utilizar y, si alguna de esas facultades no da cuenta de esto, hay que crear nuevas facultades regionales. No puede ser que tengamos solo una política de vivienda a nivel nacional.