El tema de la disposición y la gestión de los residuos de la ciudad de Antofagasta, ha sido un problema histórico la capital regional, cuya solución definitiva aun está pendiente. Ayer fue el largo camino que hubo que recorrer para reemplazar el ex vertedero de la Chimba por el relleno sanitario de Chaqueta Blanca a fines del año 2019; después de aquello, ha sobrevivido la actual agonía por sanear, remediar y destinar a uso recreativo las más de 69 hectáreas que ocupa el viejo mega basural, hoy una superficie cubierta por cientos de toneladas de residuos que se resisten a desaparecer.
Un problema con daños directos e indirectos sobre la calidad de vida de los más de 20 mil habitantes que circunda el lugar, y los 200 mil que residen en el sector norte de la ciudad, producto de la contaminación en el aire, suelo y aguas que generan los residuos acumulados por décadas. Las causas que han provocado la actual catástrofe y de las cuales depende su solución definitiva son numerosas, pero se podrían sintetizar en tres dimensiones: políticas, técnicas y económicas.
El problema y la solución de la gobernanza de los residuos de la capital regional, se transformó en un tema político con efectos sobre la administración y gestión integral del problema, un tema que quedo encapsulado en las particulares circunstancias políticas locales, circunstancia que han superado y oscurecido el interés común.
Una segunda dimensión es de carácter técnico, o sea disponer de un adecuado diagnóstico y de una solución definitiva en el mediano y largo plazo, cuya implementación bien podría tardar al menos una década, lo cual requiere la participación interdisciplinaria de la comunidad científica regional. La extensión y profundidad del problema de la Chimba, es de magnitudes socio ambientales colosales que están lejos de poder ser abordadas por un equipo reducido de personas o sector.
Una tercera dimensión es económica, la solución definitiva requiere sanear, remediar y transformar esa parte de la ciudad en un mega parque urbano sustentable, probablemente sería el proyecto más importante realizado por la ciudad en la última década, pero con un costo económico que podría superar los 30 mil millones de pesos.
Entonces, la catástrofe de la Chimba es un problema multidimensional que dejo de ser local o sectorial, si no que sus consecuencias trascienden al conjunto de la ciudad y la región. Junto con los nocivos efectos de la contaminación sobre la salud y la vida de miles de personas, la presencia de una crisis socio ambiental, de no meditar una solución definitiva, va a contraria y contradice cualquier esfuerzo individual o colectivo por proyectar a la ciudad y la región como referentes de un paradigma sustentable.