Entre 1990-2010 el suicidio en Chile experimentó una preocupante alza. En 1990, según el Ministerio de Salud, la tasa general fue de 5,6 por 100.000 habitantes (9,7 hombres y 1,6 mujeres), que para 2009, subió a 12,7, con una fuerte prevalencia masculina: hoy en Chile de cada cuatro suicidios, uno es de mujeres.
Son parte de las cifras que muestran dos estudios: uno de la U. de Chile, que revisó la estacionalidad y latitud del fenómeno entre 1995-2000, y otro de Andrés Heerlein, miembro de la Academia Chilena de Medicina y Carlos Téllez, jefe de la Unidad de Psiquiatría de la Clínica Alemana, sobre la evolución del suicidio en las últimas dos décadas, en el que también colaboró la U. de Viena.
Heerlein explica que la investigación detectó una correlación entre latitud y suicidios. Mientras más austral la región, más alta la tasa (ver infografía). Los expertos estiman que en esta variable geográfica operan múltiples factores, como los cambios de luminosidad, pero también “por las dificultades para acceder a centros de salud mental, junto a factores de alcohol y drogas, que en esas zonas es más alto”.
Respecto de porqué la prevalencia en los hombres es más alta, el presidente de la Sociedad Chilena de Salud Mental, Raúl Riquelme, explica que ellos tienen menos capacidad para sublimar sus angustias y, además, es más frecuente que no consulten por vergüenza.
“También hay estudios que demuestran que les afecta mucho más la soledad y el quiebre del proyecto familiar en un divorcio”, dice Heerlein. Tasas que han aumentado de 1,0 en 2007 a 3,0 en 2010.
El problema, dice Riquelme, es que en Chile no existe una cultura de respeto por los problemas de salud mental. “Tendríamos que tener mejores programas para las zona sur, mayor cantidad de controles psiquiátricos, tratamientos seguros, continuados, y normas más explicitas, que no impliquen restricciones en los tratamientos a solo las personas graves”, indica.
Fuente: La Tercera