“EL CRECIENTE COSTO ECONÓMICO DE LA DELINCUENCIA EN LA REGIÓN DE ANTOFAGASTA, PERÍODO 2010-2015”
Fuente: El Mercurio de Antofagasta
En las últimas décadas, las cifras relacionadas con los delitos han impactado y seguirán afectando fuertemente las percepciones sobre calidad de vida y seguridad a escala regional. Aunque en la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC, 2015), se observa que las percepciones de la población regional sobre la victimización, se encuetran bajo la media nacional, el delito y sus efectos continua siendo el principal problema para los antofagastinos de acuerdo con los resultados del Barómetro de Antofagasta (IPP-UCN-MORI, 2016).
Los delitos contra las personas y la propiedad han experimentado una tendencia decreciente, en particular provocado por la disminución de las denuncias de robo con fuerza durante el periodo 2010-2015. A pesar que la estadística del delito ha descendido, los resultados que se presentan a nivel Regional para el período 2010-2015, muestran que el costo sigue siendo un efecto colateral creciente, que ha manifestado una tendencia al alza en cuanto a la demanda de recursos. El año 2010, las personas y el sector privado desviaban recursos hacia gastos defensivos por poco más de 74 mil millones de pesos, en cambio hacia el 2015 este item superaba los 80 mil millones de pesos. Lo señalado, resulta en un alza de 7,3% para el quinquenio o un aumento promedio de 1,4 % anual.
El costo económico del delito, se multiplica cuando se adiciona el gasto en que incurre el sector público. A escala regional, durante el quinquenio el gasto público en su conjunto se expande significativamente. El gasto fiscal, se distribuye en tres Ítems. Gasto en prevención y disuasión; investigación del crimen, y el gasto en sanción, rehabilitación y reinserción de los condenados, cuya principal fuente de información son las glosas presupuestarias de la Ley Anual de Presupuesto (2010-2015). Al respecto, se presenta un cuadro y gráfico con la sumatoria total:
Tabla 3: Costo Total de la delincuencia (en millones de pesos).
2010 | 2011 | 2012 | 2013 | 2014 | 2015 | |
Homicidios | 2,186 | 1,754 | 1,383 | 1,055 | 1,833 | 2,392 |
Robos y Hurtos | 42,688 | 44,555 | 44,844 | 42,575 | 45,586 | 46,717 |
Gasto de personas y empresas | 29,256 | 33,606 | 36,127 | 26,296 | 28,261 | 30,916 |
Gasto Público |
58,787 | 65,752 | 70,062 | 73,107 | 74,140 | 79,462 |
Total | 132,917 | 145,667 | 152,416 | 143,032 | 149,821 | 159,487 |
Fuente: Elaboración propia en base a Subsecretaría de Prevención del Delito (2016); Claro Y García (2013); Claro y García (2016)
Al incorporar el gasto público en el estudio, el costo de la delincuencia aumenta significativamente. El gasto público aumentó en más del 26 %, o sea a una velocidad del 5,2 % anual desde el año 2010. En total el gasto defensivo en la Región de Antofagasta, llega a los aproximadamente 234 millones de dólares el 2015. En la actualidad, los recursos destinados por las personas, las actividades económicas y el sector público a gastos defensivos casi duplican a los recursos invertidos anualmente por el FNDR (Banco Central, 2016).
En resumen, las cifras crecientes del costo económico del delito ratifican el peso significativo de esta variable. Al respecto, esto requiere un gasto eficiente en políticas públicas regionales dedicadas al combate de la inseguridad, políticas a ser abordadas desde una perspectiva no estrecha, sino desde una perspectiva multidimensional (Daher, 2015; 2017).
Junto con el combate multidimensional del crimen, será fundamental sostener la eficiencia del gasto en seguridad, dado que estos recursos son una creciente desviación de inversiones desde las dimensiones del bienestar de la sociedad, a gastos defensivos, distrayéndolos de la creación de bienes públicos y de la actividad económica.
Revisa el estudio completo aquí: Costos De La Delincuencia 2010-2015
La socióloga Dr. Lucia Dammert, experta en temas de seguridad pública y ciudadana, con una vasta experiencia en este sector, se refiere al impacto que tiene en la calidad de vida de las personas, la alta destinación de recursos a la prevención de la delincuencia que desembolsan tanto el estado como los núcleos familiares.
– ¿Cómo cree que afecta a los núcleos familiares, los costos económicos que las personas tienen que invertir en prevenir la delincuencia?
Pienso que afecta significativamente, principalmente a las familias más pobres ya que destinan un porcentaje mayor de sus ingresos a los programas de prevención y control del delito. Pero más allá de eso, hoy en día las personas tiene altos niveles de temor y estos se expresan en una inversión importante en mecanismos de prevención.
Los estudios que tenemos, es que hoy en día la población le dedica un importante ítem de sus gastos cotidianos a lo que se llama prevención del delito, lo que provoca una desviación de otros ítems de inversión familiar. Ejemplo, los gastos en colocación de alarmas que les permitan tener mayor seguridad en sus casas para no ser víctimas de algún delito, generan importantes gastos que pudiesen estar destinando a coberturas de salud, educación, entre otras. Evidentemente esto no está medido en detalle, lo que tenemos son solo hipótesis.
– ¿De qué manera impacta en la calidad de vida, la alta destinación de recursos a la prevención de la delincuencia y la seguridad pública?
Yo creo que el círculo es bastante más amplio, porque en el fondo lo que impacta en la calidad de vida de las personas es la permanente sensación de temor. Cuando la gente tiene altos niveles de temor y una percepción de que pueden ser víctimas de un delito, de forma constante, por un lado se retraen del mundo en comunidad, tienden a encerrarse en sus casas, a desconfiar de los vecinos, a no salir de noche, a limitar sus espacios de sociabilidad de forma importante y además, de forma paralela, las familias tienden a tratar de asegurar sus casas, invirtiendo más en mecanismos de prevención.
Lo que impacta verdaderamente en la calidad de vida de las personas, es la percepción permanente de sentirse atemorizado, y los gastos en temas de prevención del delito, son una consecuencia de esta sensación de inseguridad y no al revés.
– Si bien los delitos han ido a la baja en los últimos años, los gastos públicos y privados destinados a su prevención han ido en aumento ¿Cuál cree que es el motivo de este desacople entre ambas variables?
Tampoco hay información muy clara al respecto, pero uno podría hacer el análisis: como hay más inversión hay menos delincuencia; uno podría decir que la baja en los niveles de victimización que se encuentran en el país, están vinculados con la inversión pública y privada que se ha hecho en los últimos años para prevenirla, obviamente esta es una hipótesis bastante larga porque yo no he visto ningún estudio que identifique esto.
Claro lo que pasa es que no necesariamente tiene que ser así. Tu puedes decir que los gastos son muy altos y que eso ha generado la baja en la delincuencia, eso podrías afirmarlo si pudieras vincular una cosa con la otra. Por otra parte, se podría decir que la delincuencia es autónoma de lo que responde el Estado o podrías decir que las iniciativas de prevención están mal diseñadas y no impactan sobre los problemas principales.
Pero si lo que tú tienes es una tendencia constante incremental, en gastos de prevención del delito y en paralelo año seguido una disminución en la delincuencia, uno podría decir que existe una relación entre ambas. Que entre más gastos menos delincuencia, ahí yo creo que hay que tener cuidado con lo que se puede llegar a afirmar, porque hoy en día aún tenemos que el 7% de la población ha sido víctima de un delito, éste es un porcentaje significativo, por ende no tendría ninguna explicación sólida el decir “no hagamos prevención del delito”, salvo que algún estudio que se haya hecho te diga que la prevención del delito que se está haciendo, se hace mal y no hay resultados significativos para la ciudadanía, creo que ahí hay que tener cuidado.
– ¿Que políticas públicas serían necesarias para lograr una mayor eficiencia en los recursos destinados a los gastos defensivos? (con el fin de que haya una correlación entre las variables mencionadas anteriormente, de manera que ambas vayan en la misma dirección, a la baja)
Lo primero que necesitamos, es evaluar si lo que se está gastando hoy día es efectivo y eficiente y si trae beneficios sociales en términos de prevención del delito, porque eso no lo sabemos. Necesitamos que los programas de prevención del delito estén bien focalizados y sean análisis para saber si la inversión pública en prevención del delito tiene resultado.
Segundo, se necesita saber si la centralización en la toma de decisiones en políticas de prevención no aumenta los gastos de administración o generación de las políticas públicas, porque hoy muchas de las políticas preventivas están centralizadas en el gobierno nacional y tal vez debería haber un mecanismo mucho másdescentralizado.
Tercero, hay que revisar todos los fondos, comparar los fondos de prevención del delito que se le entrega a las dos policías, porque si bien pueden ser aunadas a un carácter preventivo, cuando en realidad lo que están haciendo es aumentar las capacidades de control y por ende uno tiende a disfrazar verdaderamente cuánto es la inversión en prevención del delito. Se necesitan estudios más detallados que te permitan saber si la inversión privada también trae resultados y a su vez realizar una política mucho más seria, que permita hacer análisis para ver si estamos invirtiendo bien o mal.
– Actualmente los recursos destinados a los gastos defensivos (en Antofagasta) casi duplican a los recursos invertidos anualmente por el FNDR (que aporta la mayor parte de los recursos destinados al desarrollo y crecimiento de la Región). Según lo mencionado, ¿El progreso de la Región se ve afectado de alguna manera, debido a los altos recursos destinados a la seguridad pública?
No necesariamente, o sea los programas de prevención del delito deberían estar vinculados casi directamente a la mejora de la calidad de vida en las ciudades y si es así, un porcentaje importante de ese dinero debería quedar en la región. Lo importante es darse cuenta si las políticas se están implementando de forma descentralizada o no.
Si de queda cada 100 dólares o de cada 100 pesos, se incluye un programa de prevención del delito, 80 se quedan en la tramitación en Santiago y 20 llegan a la intervención en Antofagasta, tienes un problema muy serio. El objetivo debería ser, que si de 100 pesos que se invierten en programas de prevención del delito, (que incluye iluminación, arreglos de espacios baldíos, puesta de cámaras, mejoramiento de sistemas de vigilancia, mayor presencia de policías en las calles, etc.) 80 debería quedar en la región. No necesariamente es un tema de contrapuntos entre un tipo de inversión y la otra, sino que es en cómo se hace esa inversión.
Si ustedes ven que carabineros gasto 100 en el año 1 y 102 en el año 2, pero la dotación es la misma, la cantidad de vehículos es la misma y no ha mejorado en nada, no en el servicio, sino que en la cantidad de personal, ahí tú tienes un problema, pero requiere de ese nivel de detalle para poder fortalecerlo.
Creo que una cosa son los fondos de desarrollo regional, que no deberían estar vinculados a hacer lo que muchas veces hacen, construir comisarias, comprar vehículos policiales, etc. y que deberían estar para el desarrollo de la Región, y otra cosa son los programas de prevención del delito, que también fortalecen la calidad de vida regional, en teoría, la pregunta es si eso está en práctica, porque hay fondos destinados al desarrollo regional que se están utilizando para programas de control del delito.