Chile se posiciona como el mejor país de América Latina en condiciones sistémicas para el desarrollo de emprendimientos dinámicos, es decir, de aquellos negocios que tienen mayor capacidad de crear empleos de calidad y ayudan a diversificar la estructura productiva de un país. Le siguen, México y Brasil.
Así lo revela el primer “Índice de Condiciones Sistémicas para el Emprendimiento Dinámico ICSEd-Prodem, una herramienta para la acción en América Latina”, elaborado por el Programa de Desarrollo Emprendedor (Prodem) de la Universidad Nacional de General Sarmiento de Argentina, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través del Fondo Multilateral de Inversiones, Fomin, dado a conocer recientemen te República Dominicana.
Luego de tres años de desarrollo de la medición, se evaluaron a 54 países (15 de América Latina) en diez dimensiones, como estructura empresarial, capital humano, sistema educativo, cultura, etc. A nivel internacional, Estados Unidos, Finlandia y Singapur, lideran la evaluación y Chile se ubica en la posición 26, casi en la mitad del ranking, lo que da cuenta que tiene brechas que superar y un largo trayecto para ser un verdadero motor de desarrollo, explica Hugo Kantis, director del Prodem y autor principal del estudio.
Brechas
Las principales fortalezas que destacan a Chile en la región, se relacionan con la política y regulación, donde se menciona el esfuerzo público para promover el ecosistema, como la industria del capital de riesgo, capital semilla, etc. En segundo término, se subraya una mayor demanda por nuevos negocios, sobre todo, en la industria tecnológica, y por último, los factores culturales, donde se menciona al programa Start-Up Chile, como un aporte para promover el emprendimiento.
Sin embargo, el país debe poner acento en tres ejes, donde obtuvo los menores puntajes: estructura empresarial, capital social y una plataforma robusta de ciencia, tecnología e innovación. “Chile tiene una estructura sofisticada pero muy arraigada a recursos naturales. Hace falta una nueva etapa de innovación y emprendimiento en las industrias para dar mayor valor agregado”, señala. Rescata, eso si, programas como el de Proveedores de Clase Mundial de la Minería, como un ejemplo de articulación virtuosa y motor de nuevos desarrollos. “Los privados tienen que jugar un papel más protagónico. Es una diferencia muy importante que tiene Chile con los países más avanzados. Ecosistemas más dinámicos como Silicon Valley, Israel o Cambridge, no sólo los gobiernos o incubadoras tienen dinamismo, sino también,y en particular, las empresas. Ellas son las que hacen surgir nuevos spin off empresariales”, comenta. Si bien las universidades están fomentando el emprendimiento y la innovación en las aulas, aún no se ve un real impacto en la ciencia desde el punto de vista como negocio, en la cual las investigaciones lleguen al mercado. Pese a que se destaca la iniciativa del Centro de Envejecimiento y Regeneración, Care Chile UC, de la U. Católica, que trabaja con Sofofa y Conicyt, entre otros, el esfuerzo de Chile aún está siendo débil.
Por último, está el capital social, respecto de la jerarquía o apertura de la sociedad y sus vínculos. “En Chile es un obstáculo. Cuando un emprendedor necesita conectarse con un inversionista o persona de otro segmento social, es cuesta arriba. Sigue siendo una sociedad donde no es fácil cruzar puentes”, señala. Kantis está en conversaciones con instituciones chilenas para realizar el índice a nivel local.
Fuente: www.df.cl