Entrevista a La Jefa de Gobernanza de Agua de la OECD
La importancia del cuidado del medio ambiente y de los recursos naturales, ha resaltado en las últimas décadas. El cambio global es un problema que se discute a nivel mundial y en el que se involucra el recurso hídrico, de vital importancia, tanto para la vida como para el desarrollo de los territorios.
La Jefa de Gobernanza de Agua de la OECD, Aziza Akhmouch, participó en el Seminario «Desafíos para el Uso Sustentable del Recurso Hídrico en Regiones Mineras», desarrollado en Antofagasta, oportunidad para conversar con ella sobre el manejo del recurso hídrico y la gobernanza del mismo.
En su presentación habló sobre la crisis climática y el recurso hídrico, la gobernanza y el marco de gestión de recursos hídricos sustentable de la OCDE…
Exactamente. Traje tres mensajes que expuse en mi presentación. El primero era concientizar a los asistentes sobre los riesgos actuales y futuros en
términos de manejar los recursos hídricos debido al cambio climático, al crecimiento demográfico, a la reforma territorial. Habrá cada vez más sequía, inundaciones, contaminación y riesgos para la prestación de agua para el consumo humano. Esas proyecciones mundiales eran para concientizar el hecho de que Chile no es el único que se está enfrentando con esos desafíos.
El segundo mensaje era decir que hay mucho que se puede hacer a nivel local y regional, por eso un taller organizado por Antofagasta tiene sentido porque no todo requiere una Ley, ni una nueva institución, y por más que haya un sistema peculiar en el caso de Chile; de concesiones privadas y derechos de aprovechamiento, las autoridades locales y regionales a final del día son las que saben el agua que tiene o los usuarios que tienen. Esas políticas se deberían manejar a nivel de cuencas. La segunda parte de presentar la gobernanza de agua en ciudades fue para sostener que el manejo de recursos hídricos es una responsabilidad compartida, no todo se puede mantener en Santiago ni manejar desde ahí.
La tercera parte era compartir un poco lo que nosotros consideramos como OECD un marco de gestión de recursos hídricos sustentable. Los principios de la OECD sobre gobernanza del agua, o sea, los estándares aprobados por los 34 ministros que plantean los 12 elementos de base para implementar políticas que estén bien diseñadas y que alcancen la eficacidad, eficiencia e inclusión.
Según lo que dice entonces, ¿es necesario descentralizar para avanzar en temáticas de agua?
No tenemos como OECD una postura dogmática sobre la descentralización, nosotros no decimos que la descentralización es un pre-requisito al acceso de los servicios básicos. Hay por ejemplo, líneas de las Naciones Unidas Hábitat que juntan los dos; dicen que para tener acceso a los servicios básicos, hay que descentralizar. Lo que decimos a los países es que si quieren descentralizar que lo hagan bien y esas son las herramientas para hacerlo.
El caso de Chile es un poco especial porque es un país muy centralizado. Hay otros OECD como es el caso de Corea, Israel, pero Chile es un país donde el manejo por cuencas no se materializa. Uno puede decir que los municipios no tienen la capacidad financiera y técnica para hacerse cargo del servicio y es mejor tener sanitarias a un nivel más macro. Pero cuando se trata de manejar los recursos hídricos hay una escala que es funcional, la de la cuenca; donde cae el agua de la lluvia y donde están los ríos. El caso de Chile es también especial porque hay 100 cuencas y los ríos corren a lo ancho. Entonces, la descentralización de los recursos hídricos puede hacerse de forma que se tome en cuenta las particularidades de los territorios, no hace falta tener organismos de cuencas en todo el territorio, pero alojar en los lugares de tensión donde se proyecta que van a haber conflictos o hace falta instancias de dialogo. Eso es muy importante que ocurra.
¿Cuál es tu apreciación sobre las problemáticas que tiene una región minera como Antofagasta, respecto al recurso hídrico?
El consumo humano siempre es minoritario, en todo el mundo. Es aproximadamente el 10% el consumo humano, el 70% a la agricultura y el resto a la industria. En el caso de Chile sería a la minería que tiene un porcentaje alto. En varios países pasa que el usuario doméstico es el que subsidia el sistema en su integralidad. Lo que veo en el caso de Chile es que va en el mismo sentido en el que muchos países van en términos de conflictos entre usos. Acá es la minería en Brasil es la energía y en Francia es la agricultura. Entonces en todos los países cuando hay escases, hay competencia. Cuando hay un conflicto hay distintas soluciones. Existe otro nivel de acción que es el de instrumentos económicos, o sea que cobrar por el agua no solo es generar fuente de ingresos, sino que también es usar herramientas ecológicas para fomentar el uso racional. El que empieza a pagar el agua cuida lo que gasta. Entonces los mecanismos de precios son importantes para racionalizar.
Hay un tercer nivel que es cómo la institucionalidad permite moverse de una gestión de crisis, que cuando ya es tarde no hay agua en el embalse o no ha llovido durante 7 meses, a un manejo de riesgos. Eso quiere decir modificar la institucionalidad, incluso la priorización en términos de quién recibe agua y cuándo para poder enfrentar esas situaciones con un poco de antelación. Son tres niveles. La desaladora es parte de la respuesta a corto plazo en un lugar determinado, pero si no va en conjunto con herramientas económicas e institucionales, no sirve de nada.