Alberto Mayol: “Lo peor que se podría hacer es desconocer la contradicción que existe entre la calidad de vida y la extracción intensa de recursos naturales”
Entrevista al sociólogo y Dr. © en Sociología
Las áreas donde se desarrolla la industria minera se han investigado desde las ciencias sociales por sus características particulares en términos económicos y sociales, donde usualmente existen conflictos y donde las comunidades de sienten insatisfechas con el aporte de las empresas.
Alberto Mayol, sociólogo y Magíster en Ciencia Política Universidad de Chile, DEA Teoría Sociológica Universidad Complutense de Madrid, Dr. © Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, ha desarrollado estudios sobre minería y calidad de vida, por ello conversamos con él sobre sustentabilidad en la industria minería.
Para comenzar, ¿Crees posible que la minería sea sustentable?
Lo primero que diría es que la respuesta no es contundente. Hay experiencias relativamente exitosas en el mundo respecto a la posibilidad de cumplir un conjunto de buenas prácticas, protocolos, políticas públicas en ciudades mineras, que en general parecen haber reducido los posibles impactos negativos. El hecho cierto es que existe el fenómeno de los males que implican las dinámicas de extracción. Lo que está claro es que es un desafío muy difícil de resolver. Creo que en el ámbito social en general, muchas cosas que son posibles de resolver o paliar, pero lo peor que se podría hacer es desconocer la contradicción que existe entre la calidad de vida y la extracción intensa de recursos naturales. Si hay formas de resolverlos, hay señales de que podría ser posible, pero no son del todo contundentes y en el caso chileno no se está trabajando lo suficiente para aquello, más bien se trabaja para bajar la conflictividad social asociada al mundo minero, pero no en resolver en problema de fondo.
Existe la responsabilidad social empresarial, ¿cómo ves la relación con las comunidades?
Hemos investigado y hay literatura internacional bien contundente, que dice que el departamento de responsabilidad social empresarial fue construido en países con altísimo nivel de institucionalidad estatal y que de alguna manera son efectivamente zonas donde cada empresa hace algo colateral a su labor, pero se da en el marco de una institucionalidad existente. En zonas con constitucionalidades más débiles, como en el caso chileno, y mayormente en el norte del país, las oficinas de RSE terminan transformándose en el área política más importante de la zona. Por tanto, reemplazan al poder legítimo como el alcalde o los gobernadores. Se produce una distorsión radical del fenómeno. Las oficinas de RSE tal como funcionan hoy, son más parte del problema que de la solución.
¿Cuál debería ser el rol del Estado frente a los conflictos?
Eso es central. Hemos investigado que hay dos factores que hacen que las zonas mineras se disloquen socialmente. Llega una cantidad importante de dinero que hipertrofia de inversión, pero la sociedad no es capaz de avanzar a dar un espacio a esa inversión. No la da porque no están los repertorios culturales de la zona de absorber lo que significa una gran cantidad de inversión y no están la capacidad política porque la institucionalidad no es suficientemente sólida para poder absorber las alteraciones. Tiene una serie de situaciones que hoy no se están afrontando de un modo adecuado y que el Estado- en sentido genérico- y que los gobiernos deben tomar en cuenta.
Para la instalación de un proyecto, las empresas deben consultar a la comunidad aledaña. Según tu parecer, ¿es tomada en cuenta la comunidad o solo se realiza la consulta para cumplir con esa exigencia?
Creo que hoy en general las empresas hacen solo lo que indica la ley y si han pasado un poco más allá han sido las que han entrado en grandes crisis y perdieron muchísimo dinero en alguna inversión porque la ley no permitía el nivel de exigencia que la sociedad estaba pidiendo. Tampoco les pido autenticidad, pues el rol fundamental es el del sistema político porque es él el que pone las condiciones, analiza los criterios y parte de ellos están en la legislación, pero también hay elementos que tiene que ver con el sentido común.
Yo no le pido a los empresarios que se comporten de un modo amable y generoso porque de verdad no creo que estemos en condiciones de solicitar algo así en Chile, pues no son ellos los que cumplen el rol público, no son los que fueron electos por la gente.