La presente editorial está basada en el documento “¿Cuán Sustentable es la Región de Antofagasta? Indicadores y Tendencias para un Desarrollo Regional Sustentable” desarrollado en el marco del proyecto de Observatorio Regional de Desarrollo Sustentable Antofagasta.
Agua y energía se han conformado como los pilares para el desarrollo económico de la Región de Antofagasta. Este desarrollo ha sido un caso exitoso en la combinación de las nociones de crecimiento económico lineal, basado en recursos naturales con el enfoque de las necesidades básicas. La combinación de ambas variables, ha dado lugar a avances medidos por indicadores de crecimiento económico y de desarrollo en las dimensiones sociales (Harris, 2000).
A medida que el crecimiento y desarrollo se consolidaba en la región, la demanda por recursos naturales y la presión ambiental también se veían acentuadas. Desde 1950, con la existencia de libros como La Ética de la Tierra (1949) de Aldo Leopold,Primavera Silenciosa (1963) de Rachel Carson, y Los Límites al Crecimiento (1972) del Club de Roma (Meadows et al, 1972), hubo un aumento en la preocupación asociada a los impactos de desarrollo económico sobre el planeta, afectando la biodiversidad, los recursos hídricos, la desertificación, los recursos pesqueros, la erosión de suelo, la contaminación atmosférica e hídrica, entre otros.
Durante las dos últimas décadas, se han producido transformaciones económicas cuya magnitud e impactos sobre el medio ambiente y los recursos naturales resultan necesarias de cuantificar y regular, con el objeto de preservar hacia el futuro una base estable de recursos, entre ellos hídricos y energéticos, que permitan un desarrollo sustentable en el tiempo, afrontando las problemáticas, riesgos y limitaciones regionales. Se debe considerar en minería, la región concentra el 33% de los derechos consuntivos de agua del sector minero en el país, siendo casi en su totalidad derechos de agua subterránea.
La disponibilidad y gestión de los recursos hídricos es un factor clave de la sustentabilidad en una zona de extrema sequedad como es la Región de Antofagasta. Si bien se han observado avances que han permitido disminuir los consumos totales, aún se requiere de esfuerzos integrales que permitan conservar un recurso fundamental para el desarrollo regional en el largo plazo. La Región de Antofagasta en el año 2011 alcanzó un consumo de 309 millones de m3 distribuidos principalmente en tres actividades: 58,3% en minería, 21,2% en riego y 11,2% en agua potable urbana. En el caso particular de la minería la mayor parte de los RILES son recirculados (DGA y Proust Consultores, 2008).
Por otra parte a nivel energético, Chile clasifica la energía empleada en dos grandes categorías: energía eléctrica, la cual incorpora hidroeléctrica, termoeléctrica y combustibles; y energía renovable. El sistema interconectado del Norte Grande (SING) atiende la Región de Antofagasta, con una capacidad instalada de generación en el año 2002 de 10.400 GWh aumentando a 14.627 GWh para el 2011. Así, durante ese año (2011) la distribución se describe en: 99,6% de fuentes térmicas (carbón, fuel, diesel y de ciclo combinado a gas natural) y el 0,4% de fuentes hidroeléctricas. El funcionamiento de los grandes procesos mineros e industriales se definen sobre la base del consumo energético y su disponibilidad a lo largo del tiempo.
La región en el 2011 consumió 52.463 GWh por concepto de energía, tanto primaria como secundaria; del consumo de energía eléctrica (12.653 GWh) la región produjo el total, y del consumo de combustibles (39.810 GWh) importó la totalidad. La generación de energías renovables no se reportan antes del año 2011, en consecuencia, las tecnologías más sustentables no han sido concebidas para el desarrollo de Antofagasta a pesar de que las condiciones naturales del territorio ofrecen diversas alternativas para ello.
Los recursos utilizados y la presión ambiental que generan los sistemas convencionales de energía, son sumados a un escenario de vulnerabilidad, clima y conectividad adversos. Por esto, la capacidad de reinvención de la matriz de generación eléctrica es un factor crítico a desarrollar. Actualmente, en el SING solo hay seis centrales con fuente de energía ERNC (Energías Renovables No Convencionales) con una capacidad total de generación de 33,8 MWh, así: cuatro centrales de tipo hidráulica de pasada, una solar y otra de cogeneración, reconociendo que estas dos últimas entraron al sistema apenas en el año 2012 (CNE, 2013).
Resulta fundamental preservar los recursos hídricos y energéticos, pilares del desarrollo regional, para así mantener de forma sostenible en el tiempo las actividades productivas características como la minería y la agricultura, y también el abastecimiento apropiado de estos servicios a la población. Poniendo atención a estos elementos será posible vincularse hacia el desarrollo sustentable de la región, y por ende del país.