En el marco de la reciente visita de los convencionales a la región de Antofagasta, conversamos con Christian Rodríguez, director del Instituto de Políticas Públicas (IPP) de la UCN sobre sus impresiones del documento.
Chile vive momentos cruciales en lo social y en lo político, ya que por primera vez un grupo de ciudadanos fueron elegidos para redactar una Constitución, dependiendo ahora de la comunidad votar si acepta o no este nuevo texto en el plebiscito de salida del próximo 4 de septiembre.
Por lo anterior, abordar este documento de 499 artículos se hace indispensable. Al respecto, el director de Instituto de Políticas Públicas (IPP) de la Universidad Católica del Norte (UCN), Christian Rodríguez, comparte sus apreciaciones tanto sobre el texto entregado, como sobre la reciente visita de los convencionales constituyentes a la región de Antofagasta.
“Terminada la confección del borrador de la Constitución, que viniera el pleno de convencionales constituyentes a la región de Antofagasta a exponer sus principales aspectos, fue una visita muy importante. Es muy relevante, porque es una gran experiencia de educación cívica para los habitantes de la zona. Existe por lo menos un tercio de la población a nivel nacional -y no pienso que sea menos a nivel regional- que reconoce desconocer todo lo que tiene que ver con la propuesta de la nueva Constitución”.
¿Qué opina del apoyo que el ejecutivo da al proceso? ¿Resta esto objetividad a un poder que debe ser imparcial?
-Creo que no. Mientras ese apoyo se dé en horas que no sea el horario laboral ni se estén ocupando recursos públicos para expresar esa opinión, es legítimo que cualquier persona fuera de su horario de trabajo pueda expresar su opinión, y más aún con respecto a un proceso tan importante como es el apruebo o el rechazo de una constitución.
ENCUESTAS
Según algunas encuestas, el texto redactado está perdiendo apoyo ciudadano, con una incipiente tendencia al rechazo. ¿A qué factores atribuye eso?
-Por un lado, creo que hay mucho desconocimiento por parte de la población sobre el borrador. Creo que a través de las redes sociales se ha difundido eso, mucha información que no es muy correcta sobre la posible nueva Constitución. Por ello, son necesarias actividades como la visita de los convencionales a Antofagasta, donde efectivamente de primera fuente se le informa a la gente lo que se aprobó y qué es lo que no se aprobó. Hay gente que cree que la posible nueva Constitución elimina la bandera o los signos patrios, cuando sabemos que no es así. Otros creen que el Banco Central perdería autonomía, y tampoco es así.
En segundo lugar, siento también que en momentos de cambio y de transformaciones como los que enfrenta Chile desde el estallido social y desde el inicio del proceso constituyente, lo que está ocurriendo es que las viejas instituciones empiezan cada vez más a dejar de funcionar, las nuevas aún no se instalan y generan una coyuntura de mucha incertidumbre y temor en la población.
¿Cree que se propone una eventual justicia paralela para los pueblos originarios?
-La gente debe entender que lo que hay en las constituciones es el primer escalón de la soberanía popular, y lo que reúnen son principios y voluntades que se expresan en un contrato social hacia donde el país quiere llegar en 50 años.
Pero, tampoco quiere decir que en el fondo esos principios se encarnan o materializan a través de las leyes y reglamentos, ya que eso lo hace el Congreso, no la Convención. Por lo tanto, el Congreso en el futuro definirá cómo se materializan esos principios en derechos y garantías concretas, dependiendo de las mayorías instaladas en este, de los recursos públicos que existan. Como estos no son infinitos, se deberá priorizar.
¿Qué opina sobre el borrador en lo que atañe a las regiones?
-Lo que creo es que en materia de descentralización hay realmente un avance, pues permite descentralizar el poder político con la figura del gobernador regional, al cual transfiere una serie de competencias, y elimina una figura que no se entendía, el delegado presidencial.
Lo que sí siento que quedó débil es que las regiones no podrán definir sus propias rentas, lo cual es una antigua demanda de los regionalistas y que no está en la nueva Constitución y llevará a que las regiones adolezcan de una capacidad financiera propia.
¿Considera excesivo que se presenten casi 500 artículos?
-Sí, yo creo que es un poco extendida y siento que eso habla de algún problema existente, pues algunos sectores quisieron ir al detalle ya no solo de principios, sino también de incorporar reglas más específicas que no le corresponde definirlas a la Constitución, sino que al Congreso. Pero este borrador de una posible Constitución se quiso adelantar e instalarlas.
Lo que creo que hubo ahí es la intención de instalar un principio de cómo se traduce en derechos y garantías, yo creo que es un error que se le debería dejar a la democracia y al Congreso.