El estudio Ciudadanía política: voz y participación ciudadana en América Latina,[1]que acaba de publicar el PNUD, forma parte de una serie de investigaciones realizadas por la Dirección Regional de América Latina y el Caribe del PNUD que buscan analizar sistemáticamente la manera en que los latinoamericanos ejercen su ciudadanía en los contextos de sus democracias.
La publicación de este nuevo estudio regional del PNUD busca arrojar luz sobre los avances y déficits de diversas dimensiones de la ciudadanía –con foco en la ciudadanía política– como una contribución para subrayar líneas de acción a los tomadores de decisión y a los ciudadanos, con el objetivo de avanzar en una democracia de ciudadanía en América Latina.
En línea con los análisis anteriores sobre gobernabilidad democrática del PNUD en la región[2], esta obra asume la ciudadanía como el camino hacia la consolidación de una democracia plena mediante la ampliación de sus dimensiones política, civil y social. En particular, esta investigación ha buscado responder a las siguientes preguntas:
* ¿Cómo participa la ciudadanía en América Latina?
* ¿Existen diferencias entre cómo y por qué participan los ciudadanos latinoamericanos en función de las desigualdades sociales y económicas?
* ¿Por qué se moviliza la ciudadanía?
* ¿Cómo se relacionan los votantes y los políticos en los países de la región?
* ¿Cómo se vincula el ejercicio y ampliación de la ciudadanía política con los derechos económicos y sociales?
En el estudio se analizaron temas relativos a desigualdades relevantes en el ejercicio de los derechos políticos, la acción colectiva directa, los tipos de liderazgos políticos y su relación con las estructuras partidarias, los efectos de los imaginarios sociales en las concepciones políticas de los ciudadanos, la vinculación entre ciudadanía política y ciudadanía social –se actualiza el Índice de Ciudadanía Social (ICS) ya presentado en El Estado de Ciudadanía (PNUD, 2011)-, el efecto y evolución de la confianza de los ciudadanos en las instituciones políticas.
Porcentaje de encuestados que considera que la distribución del ingreso es justa o injusta
En el capítulo 1, se presenta la guía conceptual que acompaña a todo el libro en términos de dimensiones de la ciudadanía, democracia poliárquica, democracia de ciudadanía, derechos concernientes a cada una y, más específicamente, los tipos y modos de participación política correspondientes a la ciudadanía política, dimensión que constituye el núcleo duro de este estudio. En este capítulo se examina también el comportamiento de diversos indicadores, como los referidos a la confianza en las instituciones, los niveles de participación electoral y la calidad de la democracia, y concluye en que hay desafíos importantes en términos de mejorar la comunicación entre ciudadanía y elite política mediante la reestructuración de la participación política, como también mediante el impulso de procesos de expansión y renovación de las elites, buscando una mayor diversidad y representatividad en el contexto de sociedades contemporáneas crecientemente más complejas y heterogéneas.
El capítulo 2 examina en detalle el efecto de la desigualdad social en la participación política ciudadana. A partir de los datos provenientes de encuestas de opinión publica de reconocida solvencia en la región (Latin American Public Opinion Project –LAPOP– y Latinobarómetro), se analizan las potenciales desigualdades derivadas de algunos de los clivajes más relevantes en la región: género, edad, identificación étnica, ingresos, zona de hábitat o residencia y nivel de estudios. A partir de estos datos, se calcula el Índice de Desigualdad de Ejercicio del Derecho a Elegir (IDEDE) como una aproximación a los fenómenos de exclusión política en los países de la región.
El capítulo 3 ahonda en los fenómenos de participación en protestas y manifestaciones públicas, formas de participación política definidas como acción colectiva directa (ACD). Se analizan estos modos de participación en dos sentidos: a partir de los niveles de aprobación ciudadana de dichas prácticas en contextos democráticos, como en cuanto medio idóneo legitimado por los ciudadanos para hacerse oír. Por otra parte, a partir de la base de datos LAPOP (2012), se lleva a cabo un análisis de las características predominantes entre los ciudadanos que se manifestaron públicamente ese año.
El capítulo 4 se centra en la relación entre los ciudadanos y los agentes políticos por antonomasia de una democracia representativa: los partidos políticos. El análisis pone esta relación en perspectiva, a la luz de los niveles de confianza expresados por la ciudadanía en dichas instituciones, y se analizan los tipos de vinculación predominantes entre ciudadanos y partidos políticos.
En el capítulo 5 se lleva a cabo una revisión y actualización del ICS, ya elaborado y presentado en el estudio El Estado de Ciudadanía. La principal conclusión a que lleva esa actualización es que América Latina y cada uno de sus países muestran un importante progreso en materia de ciudadanía social durante la primera década del siglo XXI, la que puede catalogarse como una década ganada para la ciudadanía social en América Latina.
Este esfuerzo analítico con base empírica, constituye un instrumento relevante para impulsar una agenda de participación y empoderamiento ciudadano que repercuta en una mejor calidad de nuestras democracias y de políticas públicas inclusivas que avancen el desarrollo humano.
Entre sus principales hallazgos y recomendaciones cabe subrayar que:
* Se debe mejorar la interacción entre ciudadanía y elite política buscando mayor diversidad y representatividad en el contexto de sociedades más complejas y heterogéneas mediante la restructuración de la participación política y la expansión y renovación de las elites.
* Las desigualdades impactan negativamente en el ejercicio efectivo de la ciudadanía política y constituye un obstáculo en la mejora de la calidad de la democracia.
* Los jóvenes son quienes muestran una menor propensión a votar y una mayor propensión a participar en las protestas ciudadanas -junto a las capas medias-. Se requieren políticas activas de generación de agencia política de las juventudes.
* A pesar de los avances, se verifican persistentes niveles de subrepresentacion en función del género, la edad y la identificación étnica (tanto entre pueblos indígenas como afrodescendientes).
* Las protestas y manifestaciones públicas (Acción Colectiva Directa) constituyen formas de participación política complementarias al voto y son legitimadas por la ciudadanía para hacerse oír en la región.
* La percepción crítica de los ciudadanos es consecuencia de los procesos de profundización democrática y expansión de la ciudadanía política.
* Los bajos niveles de confianza entre ciudadanía y partidos políticos demandan revisar sus tipos de vinculación y diversificar las formas participativas.
* Fortalecer la ciudadanía social requiere crear instituciones públicas inclusivas, transparentes y eficientes lo cual repercute positivamente en los niveles de apoyo ciudadano a la democracia.
* Es necesario garantizar la expresión (voice) y participación ciudadanas en los procesos de toma de decisiones públicas para asegurar un acceso universal a los bienes públicos.
Las conclusiones generales del estudio sobre ciudadanía política apuntan a que, no obstante los avances alcanzados en las democracias en la región y su consolidación durante las últimas décadas, persisten desigualdades en el ejercicio de derechos políticos, como el derecho a votar y, en especial, a ser electa.
Se subraya que es necesario fortalecer sistemas de gobernabilidad democrática participativa e incluyente que respondan mejor a las demandas ciudadanas, especialmente de quienes encuentran mayores dificultades para hacer escuchar su voz y alcanzar una representación adecuada en las instituciones públicas: las mujeres, los jóvenes, los pueblos indígenas y afrodescendientes. Se deben promover liderazgos emergentes para el avance de los derechos de todas y todos, la participación y el empoderamiento ciudadano.
Hay que expandir mecanismos institucionales que den voz y participación a la ciudadanía en su interacción con el Estado, mayor transparencia y rendición de cuentas de las instituciones públicas, y mecanismos de monitoreo de la ciudadanía que contribuyan a alcanzar mejores resultados de las políticas públicas a nivel nacional, subnacional y local.
[1] El proyecto que permitió desarrollar este estudio contó con el apoyo de la AECID a través del Fondo España-PNUD. Fue coordinado desde el Área de Gobernabilidad Democrática de la Dirección Regional para América Latina y el Caribe del PNUD, por Gerardo Noto, y contó con la dirección académica de Angel Flisfisch (Director, FLACSO Chile). Se desarrolló con los aportes teóricos, metodológicos y analíticos de un conjunto de destacados académicos de la región.
[2] PNUD: Hacia una Democracia de Ciudadanas y Ciudadanos, 2004; Nuestra Democracia, 2010;El Estado de Ciudadanía, 2011.
Fuente: http://www.revistahumanum.org/