Una familia numerosa o tener hermanos es una vivencia cada vez menos frecuente para los niños en Chile. Sobre el 50% de los hogares con hijos tiene solo uno, indica el estudio “Transformaciones de la familia conyugal en Chile en el período de la transición democrática (1990-2011)”, del sociólogo y académico de la U. Academia de Humanismo Cristiano, José Olavarría.
La investigación analizó información de los hogares parentales con al menos un hijo de las Encuestas Casen 1990, 2000, 2009 y 2011.
Estableció que entre 1990 y 2011 se elevó el porcentaje de hogares con un solo hijo, pasando del 46,3% al 58,4%. Al mismo tiempo, disminuyó la proporción de hogares con más de un hijo: 53,7% en 1990 a 40,5% en 2011.
Condiciones laborales
Pilar Wiegand, académica del Instituto de Sociología de la U. Católica, dice que esto se explica por la transición demográfica. “Países que ya pasaron por la primera transición, disminuyeron su mortalidad y natalidad, pasan por cambios culturales y de valores, que afectan los hábitos y la manera como se conforma la familia”, dice.
Entender el cambio, dice Olavarría, se relaciona además con las condiciones del mundo del trabajo. “El trabajo precario e inseguro, destruye la familia. Las personas quieren seguir su vida de pareja y de familia, pero lograr eso está directamente relacionado al trabajo”. Estudios a trabajadores sobre la cantidad de hijos que desean tener, dice, muestran que ese número es superior al que realmente se tiene, “y la respuesta a eso es que no pueden, porque no tienen la certeza de poder asegurar su calidad de vida”.
A la hora de decidir tener otro hijo, lo que se cuestiona, señala Olavarría, es el costo. En 2009 un estudio de la U. del Desarrollo abordó cuánto cuesta educar a un niño en Chile, monto que varía según el nivel socioeconómico. El estudio indicaba que el 20% más pobre de la población (con $177 mil de ingreso familiar promedio) gasta sobre $18 millones (por todo el período que dure su educación), mientras que el 20% más rico casi $130 millones en el mismo período, lo que permitiría educar siete hijos del nivel más bajo.
Al costo, se suma el cuidado. Ahí influyen las extensas jornadas de trabajo: Chile es el quinto país de la Ocde donde más horas se trabaja (1.990 horas al año). Además, el ingreso medio mensual de los ocupados, que según INE es de $473.251, no permite muchas veces destinar dinero para cuidar otro hijo.
“Es un cambio muy profundo. Significa tener una política pública semejante a la de China. Ya no hay hermanos, se reducen los primos. Se postula que vivimos mejor, pero no se ve cómo resguardamos la sociabilidad”, dice Olavarría.
Discusión social
Alejandra Ramm, socióloga y académica de la U. Diego Portales, agrega que además contribuye la creencia de que el cuidado de los hijos es exclusivo de las mujeres. “El postnatal se extendió, pero pocos hombres lo toman. Hay cero incentivo a que ellos se involucren y ellas pagan un altísimo costo por cada hijo que tienen”. Datos de la Superintendencia de Seguridad Social en 2014, muestran que sólo el 0,2% del total de subsidios corresponden a postnatal parental.
¿Un problema de dos? No, asegura Olavarría. “Las relación entre dos es importante, pero más importante son las condiciones para ser pareja, como la vivienda, calidad de vida, una relación horizontal. No son sólo recursos afectivos, sino materiales, no es querer o no querer tener hijos, es tener los recursos”.
Es un problema público coincide Ramm. “Para cambiarlo hay que sentarse y conversar, mujeres, hombres, mercado y Estado respecto a si están interesados en tener generaciones futuras. Es un error pensar que es sólo un problema de mujeres”.
Por ello debatir sobre legislación del trabajo, es discutir sobre familia, advierte el sociólogo. “La familia conyugal entró en crisis hace al menos tres décadas, no significa que sea bueno o malo, sino que existen otras configuraciones de familia. Una proporción importante de personas quieren tener una relación de pareja, tener hijos, pero eso está condicionado por el trabajo”.
Fuente: www.latercera.cl