Alberto Mayol: “Creo que los problemas de migración tienen otras soluciones antes que cambiar la Ley de Extranjería”
Antofagasta es conocida como una ciudad de tránsito y de inmigrantes, por la necesidad de mano de obra de la minería desarrollada en la región, logrando una movilidad importante en la última década.
La presencia de extranjeros ha existido desde la fundación de la ciudad, con importante presencia de la colonia croata, peruana, boliviana, china y se suma la colombiana. Esta última ha llamado más la atención a nivel local y nacional, principalmente por el estigma violento que llevan consigo los colombianos.
En el marco de su participación en el Diplomado en Desarrollo Territorial Sostenible, conversamos con Alberto Mayol, sociólogo y Magíster en Ciencia Política Universidad de Chile, DEA Teoría Sociológica Universidad Complutense de Madrid, Dr. © Sociología Universidad Complutense de Madrid, sobre la investigación desarrollada sobre Antofagasta y la problemática migrante.
¿Cuáles fueron los principales resultados de la investigación?
Nos habíamos encontrado con otra investigación antes con algunos datos extraños que estaban situados en entrevistas y casos que vimos en zonas mineras. Hace años estaba interesado en hacer una investigación en Antofagasta y luego de postular y obtener algo de dinero, lo hicimos. Fue una investigación grande, histórica, económica, de estudios de casos a nivel internacional y etnográfico porque nos vinimos a vivir a Antofagasta. Todo esto tratando de entender qué hay en Antofagasta que está vinculado a los procesos típicos de las zonas mineras, ese fue nuestro foco. En ese marco encontramos que las zonas mineras son desequilibradas en su producción del conjunto de capitales que una sociedad debe tener. Se produce capital económico, social, cultural, político y en general las zonas mineras tienen poco capital cultural, un poco más de capital social y mucho económico. Ese desequilibrio produce problemas en el funcionamiento de la política, en el diseño de la ciudad, en la articulación entre los grupos y en la resolución de conflictos. Tiene además, un efecto importante en la pérdida de bases culturales para que la ciudad pueda tener donde apoyarse en los momentos más difíciles. Cuando las economías se retraen, lo que más importan es el capital cultural y en las zonas mineras se produce un gran problema.
¿Qué tipo de soluciones propusieron en el estudio?
La investigación está encaminada a dar una vía hacia donde pueden ir las soluciones. Las respuestas genéricas son evidentes que sería mejorar la densidad cultural de la ciudad y la capacidad política de las instituciones formales e informales. Cuando uno quiere hacer un cuerpo de soluciones tiene que transformar esos elementos genéricos en política pública, en diseño. No llegamos a ese nivel porque no nos alcanzaba la dimensión de trabajo. Estamos ahora tratando se avanzar en ese camino en una nueva investigación que realizaremos en Calama.
Una de las temáticas tocadas en la investigación habla sobre la migración que se da en Antofagasta, donde actualmente divide a la población, ¿Qué pudieron observar respecto a eso?
Es un problema más político que social realmente. La migración de carácter internacional es ostensiblemente menos problemática para una zona minera que la población itinerante de nivel nacional. Lo que disloca más la vida de la sociedad es el sistema de turnos, donde la gente viaje y vuelve y el dinero que se gana acá no se gasta en la región, eso desarticula más que el migrante internacional donde normalmente se viene a vivir acá, combina sus valores originales con el del lugar donde llega, sus hijos terminan siendo chilenos, envían dinero a su país, pero gastan en la misma zona. Obviamente, en Chile donde nuestra comprensión de la migración es escaza, nos pasa que cuando llega una cantidad grande de migrantes nos produce una sensación de ajenidad, de extranjería importante. La verdad es que no hay ninguna prueba de que eso sea del todo relevante. Obviamente que cuando los migrantes llegan en condición de ilegalidad llegan a trabajar en áreas informales de la economía que están próxima a las áreas de delincuencia. Eso hace que los asocien con delincuentes, pero la verdad es que son personas que la mayor parte de las veces están sobreviviendo y si la ciudad tiene la capacidad de producir los empleos adecuados, va a terminar por migrar a una zona más social.
Los migrantes normalmente son muy conservadores y en todo el mundo generalmente, son muy bien portados porque saben que los pueden echar en cualquier momento. Obviamente, hay algunas veces que, en la migración internacional, llega un grupo completo. Una especie de pequeña mafia completa que articulan eso en el lugar donde llegaron, pero esos son fenómenos más de carácter delincuencial y no tienen relación directa con la migración en sí misma.
¿Por qué existe un mayor rechazo a los migrantes colombianos en Antofagasta?
Son varios factores. Ellos llegaron de repente en masa y es una cultura que está menos integrada a la nuestra, sobre todo al norte de Chile. Tienen una cultura más caribeña y acá era más normal convivir con bolivianos, peruanos, con quienes tenemos una relación histórica. Estas son zonas que en rigor son una zona cultural, esto no es solo Chile, sino que una zona desierto-andina.
Con los colombianos existe el choque cultural porque son evidentemente muy diferentes, que viene de un país que tienen un estigma mundial y son maltratados en todo el mundo con mucha injusticia. Son normalmente muy trabajadoras y educadas. Evidentemente hay un estigma importante y una sensación de que esto algo diferente. La cultura que viene tiene también defectos que pueden volcarse a la sociedad, por ejemplos, si los colombianos tienen un problema lo solucionan con estándares de violencia superior al de los chilenos. Pero detrás de eso hay una incapacidad -y no es culpa de las personas, pasa en todo el mundo- de internalizar la realidad estadística, que el porcentaje con el que se tiene problemas es el menor.
Es importante entender que hay fenómenos más estructurales y relevantes, y que la mirada policial de Antofagasta también es un poquito exagerada. En Chile hay más suicidios al año que asesinatos, pero estamos convencidos que es un país inseguro. Ha habido una cierta sensación de paranoia que tiene que ver con la necesidad de incorporar esa cultura.
¿El cambio de la Ley de Migración ayudaría a solucionar problemáticas respecto a este fenómeno?
Si yo tuviera que elegir entre leyes que cambiar en Chile, no estaría entre las primeras. No me parece que sea del todo pertinente. Lo que sí hay que tener siempre claro es conocer cuál es tu capacidad real de recepción porque efectivamente es problemático. Esto puede verlo desde el punto de vista funcional o valórico. Puedes tener como valor que vas a recibir a la gente sí o sí, o que vas a recibirlos solo si eres capaz de recibirlos, darles un empleo adecuado y servicios sociales, o no los vas a recibir sencillamente. Eso es una definición política. Si es la intermedia entonces debes tener muy buena investigación para saber en qué momento ya saturaste tu capacidad.
Cuando tengamos suficiente información y se tomen las decisiones no para la ciudad, sino para el país. Creo que los problemas de migración tienen otras soluciones antes que cambiar la Ley de Extranjería.